Vivir de forma sana

DIETA

Mantener un estilo de vida saludable (comer bien y equilibrado, hacer ejercicio y evitar malos hábitos) tiene beneficios para todas las personas. Si tienes una EII (Enfermedad Inflamatoria Intestinal) llevar una vida sana puede ayudarte en el control de tus síntomas, de forma que mejorarás tu calidad de vida.

Las personas que padecen una EII presentan con frecuencia:

  • Pérdida de apetito: debido al malestar, al dolor, las náuseas y la diarrea.

  • Pérdida de peso: como consecuencia de la diarrea y de la pérdida de apetito. También debido al hipercatabolismo del organismo, es decir, aumento de los requerimientos de energía debido a la actividad inflamatoria, la fiebre, los corticoides..

  • Alteración en la absorción de líquidos, nutrientes y electrolitos ("sales") por la inflamación del intestino delgado y/o el colon.

Una dieta bien equilibrada puede ayudar a evitar deficiencias nutricionales, especialmente en pacientes con enfermedad de Crohn, ya que la función de asimilación de nutrientes es del intestino delgado.

La dieta no es la causa de la EII ni de sus brotes, pero ciertos alimentos pueden empeorar los síntomas de éstos. Estos alimentos pueden variar mucho entre los distintos enfermos y ningún tipo de alimento o bebida agrava los síntomas en todos los casos de colitis ulcerosa o de enfermedad de Crohn, ya que cada paciente es diferente y no existe una dieta común que funcione para todas las personas con EII.

Una dieta sana depende más de lo que mantienes en tu dieta que de lo que eliminas de ella. Si excluyes ciertos alimentos pero no encuentras ninguna diferencia en tus síntomas, puedes intentar volver a introducirlos en tu dieta.

Para conocer qué alimentos tienden a intensificar tus síntomas de la enfermedad, puede ser útil que prepares un diario con los alimentos que consumes. Esto puede ayudarte a saber si tu dieta se relaciona con tus síntomas.

En general, algunas recomendaciones para las personas que padecen colitis ulcerosa o enfermedad de Crohn y que se encuentran en estado de actividad de la enfermedad, es decir, en BROTE son:

  • Comer pequeñas raciones pero de forma regular. Dividir la ingesta diaria en varias porciones más pequeñas y comer con más frecuencia. Esto es mejor que comer grandes cantidades con menor frecuencia. Las porciones más pequeñas te ayudarán a reducir la carga en el sistema digestivo, ayudándote a digerir mejor el alimento.

  • Reducir la ingesta de grasas. Las grasas pueden aumentar el peristaltismo  intestinal y con ello los cólicos. Reducir el consumo de aceites, mantequilla, grasas sólidas, salsas, margarina, nata, así como también de postres, galletas rellenas y en general, evitar productos grasientos y fritos.

  • Reducir la ingesta de azúcares simples. Estos se encuentran en la miel, los jugos concentrados de frutas, los pasteles y los postres. Pueden causar diarrea o aumentar la probabilidad de que aparezca.

  • Probar la tolerancia a la lactosa. El inconveniente de la leche cuando estamos en brote  (no en todos los pacientes) es que tenemos dañadas las microvellosidades del intestino delgado, y es ahí donde se produce la enzima lactasa que es la encargada de descomponer la lactosa en azúcares más sencillos (glucosa y galactosa) que serán más fáciles de digerir. Al tener menor producción de lactasa, la lactosa nos produce dolor abdominal, diarrea, nauseas, flatulencias y sensación de plenitud. Cuando termina el brote, la lactasa se irá produciendo poco a poco, de manera que para tener una mejor adaptación se recomienda ir mezclando progresivamente leche sin lactosa con leche con lactosa, hasta que se vuelva a producir la enzima lactasa con normalidad.

  • Evitar los alimentos con conservantes y los productos semiterminados.

  • Evitar alimentos irritantes, como las comidas muy condimentadas o el café.

  • Evitar los edulcorantes artificiales (en particular el sorbitol) ya que pueden causar o aumentar la probabilidad de diarrea. Puedes probar con edulcorantes naturales como la stevia.

  • Evitar frutos secos en general, por su alto contenido en fibra.

  • Limitar los alimentos con alto contenido en fibra. Estos alimentos son los copos de avena y de maíz así como las legumbres, verduras y frutas con alto contenido en fibra (en especial la col, los productos germinados, las frutas cítricas, las ciruelas, uvas y albaricoques). La fruta y los vegetales tendrán que estar pelados, libres de semillas y cocidos. Hay excepciones, como la cebolla, el ajo, la zanahoria y el plátano.

    Se deben cocinar los alimentos con alto contenido en fibra antes de consumirlos. En lugar de eliminar estos alimentos necesarios en tu dieta, cuece completamente las frutas y verduras y evita comerlas crudas, por ejemplo, manzana cocida y pera asada.  En el caso de las legumbres, puedes pasarlas por un chino para eliminar la mayor parte de la fibra.

  • Evitar los alimentos que pueden causar gases como son las alubias, col, brócoli, cafeína y bebidas con gas.

  • Evitar tomar los alimentos muy calientes o muy fríos.

    Si un alimento en particular te causa problemas, HABLA CON TU MÉDICO O DIETISTA antes de eliminarlo permanentemente de tu dieta. Puede que necesites añadir suplementos vitamínicos o minerales para sustituir algunos nutrientes que son necesarios.

    Pasos a seguir:

  • Habla con tu especialista en EII para ver si tienes que consultar tu situación con un dietista o especialista en nutrición.

  • Lee guías para conocer en que consiste una alimentación sana.

  • Prepara una lista de comidas que contenga los alimentos permitidos y que te gusten.

Comenta con tu familia o con quien compartas tu hogar los cambios que vas a comenzar a hacer en tu dieta.

¿Necesito comer de forma diferente durante un brote de la enfermedad?

Al estar la enfermedad activa tenemos que tener en cuenta que existe una inflamación y una serie de síntomas de forma que la dieta debe ajustarse a los síntomas que presentamos.  Por lo que se aconseja seguir las recomendaciones antes citadas.

Una vez que se haya resuelto el brote es importante que vuelvas introducir los alimentos que has evitado en un espacio de tiempo de 3 a 5 días y de uno en uno para así comprobar su tolerancia.

¿Hay alguna forma especial para cocinar mis alimentos?

Para ayudar a reducir la presión sobre el sistema digestivo, debes cocinar los alimentos para que sean más fácilmente digeribles. Guisar, cocer al vapor, estofar, a la plancha o asar a la parrilla son formas diferentes que puedes utilizar para cocinar los alimentos. Debes evitar los fritos. Cocina bien los alimentos, incluso pásalos de cocción ya que estarán más blandos y será más fácil digerirlos.

¿Qué es una dieta saludable y variada?

Los principios básicos de una dieta para la EII son los mismos que para el resto de la población. Esto significa que la dieta debe incluir una mezcla de alimentos con contenido de carbohidratos (patatas, pasta, arroz, pan, avena, maíz), alimentos ricos en proteínas (carne, pescado, leche, huevos y queso) y menor cantidad de grasas, particularmente grasa animal. La dieta incluirá frutas, verduras y líquidos (alimentos que proporcionan energía), vitaminas y oligoelementos que son necesarios para asegurar una buena salud.

¿Debo evitar la leche?

Si no existe ninguna intolerancia NO debes evitar la leche; algunas personas no pueden digerir adecuadamente la lactosa, el azúcar presente en la leche y en muchos productos lácteos, independientemente de si padecen o no EII. Esto es porque no producen cantidad suficiente de una enzima digestiva llamada lactasa.

Una mala digestión de la lactosa producirá cólicos, dolor abdominal, gases, diarrea e hinchazón. Si no estás seguro de si eres intolerante a la lactosa pide que te realicen la "prueba de tolerancia a la lactosa" para identificar el problema.

Los productos lácteos son una buena fuente de nutrición, en particular de calcio y proteínas, así que siempre que sea posible deberás mantener la ingesta de este grupo de alimentos.

¿Necesito tomar vitaminas adicionales?

Las personas que padecen enfermedad de Crohn en particular, pueden necesitar tomar suplementos vitamínicos ya que su trastorno afecta al intestino delgado, que es la zona responsable de absorber las vitaminas de los alimentos.

La vitamina B12 se absorbe en el íleon inferior. Si  padeces ileitis (enfermedad de Crohn que afecta al íleon), podrías necesitar inyecciones de vitamina B12 porque tu cuerpo no puede absorberla en cantidad suficiente de los alimentos.

Si sigues una dieta baja en fibra puedes no estar consumiendo la cantidad suficiente de ciertas vitaminas que son habituales en las frutas como la vitamina C, por ello puede ser necesario que tomes un suplemento.

Si tienes mala digestión o has tenido cirugía intestinal necesitarás otras vitaminas, particularmente la vitamina D, especialmente si vives en un país no muy soleado y además necesitaras tomar calcio. El uso de esteroides y la enfermedad de Crohn se relacionan con la disminución de la masa ósea y con la osteoporosis, por ello, la ingesta adecuada de calcio y vitamina D son muy importantes.

En general, las personas que padecen EII no tienen déficit de minerales. Sin embargo, los suplementos de calcio, fósforo y magnesio pueden resultar necesarios para quienes tienen enfermedad extensa en intestino delgado o para las personas a quienes se les ha extirpado quirúrgicamente segmentos grandes del intestino. La terapia con hierro es útil para corregir la anemia. El hierro tomado por vía oral, en ocasiones, hace que las heces tomen un color negro que puede dar la apariencia de sangrado intestinal.

ACUDE A TU MÉDICO para que te haga los análisis pertinentes y así pueda concluir si existe algún déficit que se deba suplementar.

¿Cuánto líquido debo beber?

Ya que las personas con EII tienen diarrea con frecuencia, puede existir el riesgo de deshidratación y de problemas renales. En principio, la deshidratación y la pérdida de sales producen una sensación de debilidad. Cuando tienes diarrea debes aumentar la ingesta de líquidos para que no se vean afectados tus riñones. Los pacientes con enfermedad de Crohn pueden tener una mayor incidencia de cálculos renales. Por esta razón, las personas que padecen EII deben consumir líquidos en abundancia, especialmente en países con climas cálidos donde las pérdidas de sales y agua a través de la piel son altas.

 

EJERCICIO

Si tienes una recaída de la colitis ulcerosa o enfermedad de Crohn, puedes tener menos ganas de hacer ejercicio, pero no debes utilizar tus síntomas como excusa para no hacer deporte.

Mantenerte activo será bueno para  ti tanto física como psicológicamente. La osteoporosis, un trastorno en el que los huesos se debilitan y se vuelven quebradizos, es una posible complicación de la EII. Hay evidencias que muestran que el ejercicio fortalece los huesos y ayuda a evitar la osteoporosis. Si eres capaz de hacer ejercicio, no supondrá un riesgo el excederte por padecer EII. Sabrás bien qué tipos de ejercicio puedes o no puedes hacer.

RECUERDA:

  • No es necesario que participes en actividades muy intensas para ver los beneficios del deporte.

  • Hay actividades moderadas como son los estiramientos y tonificación, paseos y caminatas, natación, ciclismo y golf que puedes realizar.

  • Participar en actividades de alto rendimiento de manera regular cuando te encuentres bien es adecuado; hay atletas de élite que padecen EII cuya situación no impide que compitan a los más altos niveles.

     

 

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